“Él me acosa y yo no lo acuso”

“Él me acosa y yo no lo acuso” fue la frase que me expresó una amiga un sábado por la tarde que me invitó a tomar un café y conversar un rato.
Esa amiga que recurrió a mí para apoyarse en mí hombro, pues no tenía otra persona de su confianza a quien contarle que un superior la acosaba y que no quería acusarlo por temor a perder su empleo.
Ella estaba pasando por un estrés emocional, se sentía humillada, con tristeza, impotente y con mucha ira, en fin con un montón de sentimientos encontrados.
Yo le aconsejé que se armara de valor y pusiera la denuncia, que ella no tenía porque pasar por toda esa situación, de lo que me manifestó que era perder el tiempo, porque ya en este país a este tipo de situaciones las autoridades no le dan la debida importancia y la víctima vuelve a serlo de nuevo, quedando expuesta ante toda la gente; además, que no quería volver a presenciar un nuevo acto de impunidad, donde el acosador queda más fortalecido en su hombría, porque así fue construido el sistema.
Ante este panorama yo saqué mis propias conclusiones: ella es víctima de una situación que podemos considerar común a muchas y muchos ciudadanos y algunos al reaccionar de manera defensiva ante tal situación han perdido el empleo.
Además, la Defensoría de los Habitantes ante acontecimientos como estos ha pronunciado que en Costa Rica un por ciento de los casos registrados en 2008 continuaron impunes. Lo anterior se debe a los portillos que tiene la actual Ley, que viene a propiciar que muchas de las víctimas desistan de continuar con los trámites.
Nos encontramos ante la urgente necesidad de que exista mano dura para aquellos que acostumbran “cobrarse” los favores laborales ya que una se pregunta: ¿Cómo hago para que en la fiscalía me crean que estoy siendo víctima de acoso?

Readmore »»