Los Diputados que no conozco

En nuestra Asamblea Legislativa trabajan cincuenta y siete diputados, cada uno de ellos electo popularmente; muchos votamos por ellos porque queríamos sentirnos representados en el Primer Poder de la República.

Votamos por ellos por la necesidad que tenemos los costarricenses de que alguien alce la voz por nosotros: para que defiendan nuestros derechos y presenten proyectos de ley que beneficien a distintos sectores de la población; los escogemos porque deseamos que hagan algo por el Distrito en que vivimos, por el Cantón y por la Provincia.

Lo cierto es que los elegimos con esos fines, pero un porcentaje importante de ellos, ni siquiera interviene en el Plenario Legislativo. ¿A qué se debe? Pareciera que en campaña política nos ofrecen todo eso que necesitamos -representación-, pero cuando llegan a la curul, se sientan únicamente a escuchar a los demás, incluso cuando con su silencio, terminen apoyando tácitamente mociones de proyectos sin importancia que se convertirán en leyes para beneficiar a unos pocos.

En la legislatura actual, existen diputados que reconoceríamos en donde quiera; por mencionar algunos: Francisco Antonio Pacheco, un hombre de carrera política, inteligente, capaz de defender una hipótesis. O Merino del Río, con su exaltado discurso. Está también José Manuel Echandi, quien aún se considera defensor de los costarricenses, o Evita Arguedas, a la que le gustan los programas de faranduleros, e incluso Andrea Morales con sus comentarios pasados de tono debido a su situación de “mujer enamorada”.

Otros ejemplos palpables de legisladores reactivos, los encontramos en Alberto Salón, un hombre servicial y accesible, Leda Zamora, por su carácter fuerte y firme, Jorge Eduardo Sánchez quien genera constantes chismes sobre su forma tan particular de ser y de actuar. Está también Ana Elena Chacón y su lucha por las mujeres. Carlos Gutiérrez, un hombre caballeroso y muy trabajador, hasta llegar a Ovidio Agüero y su escándalo por el accidente de tránsito y Oscar López, quien llama la atención por su discapacidad visual y su lucha por la población con discapacidad.

Pero estos son apenas una decena de nombres. Y el resto? En el anonimato. Existen padres de la patria, que no reconoceríamos en las calles… y ni hablar de sus nombres que prácticamente no recordamos porque en el fondo, no son populares ni “representan gentes” como deberían. Ese es el momento cuando uno se pregunta ¿estarán legislando correctamente, saben lo que se hace en ese importante recinto y lo que representa llegar al Primer Poder de la República?.

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